La actividad física regular ayuda a mejorar las funciones físicas y mentales, así como a revertir algunos efectos de las enfermedades crónicas para mantener a las personas mayores móviles e independientes. A pesar de los beneficios tan publicitados de la actividad física, la gran mayoría de las personas mayores en el Reino Unido no alcanzan los niveles mínimos de actividad física necesarios para mantener la salud. Los estilos de vida sedentarios que predominan en la vejez dan como resultado la aparición prematura de problemas de salud, enfermedades y fragilidad.
Las autoridades locales tienen la responsabilidad de promover la actividad física entre las personas mayores, pero saber cómo estimular la actividad física regular en la población es un desafío. La justificación fisiológica de la actividad física, los riesgos de eventos adversos, los factores sociales y psicológicos se discuten con el fin de informar las iniciativas de salud pública para las personas mayores relativamente sanas, así como para aquellas con fragilidad física.
La evidencia muestra que la actividad física regular es segura para las personas mayores sanas y frágiles y que los riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares y metabólicas importantes, obesidad, caídas, deterioro cognitivo, osteoporosis y debilidad muscular se reducen al realizar regularmente actividades que van desde caminatas de baja intensidad hasta a deportes más vigorosos y ejercicios de resistencia.
Fuente: Jamie Mcphee (Manchester Metropolitan University), David French (University of Manchester)