El ejercicio actúa como un estímulo que desestabiliza los sistemas del organismo implicados en la actividad física. Con ello pretendemos una respuesta, en forma de defensa de los órganos o tejidos corporales implicados en el ejercicio, frente aquellos estímulos desequilibradores. Para que se produzcan la mejora que buscamos conviene que transcurra un cierto periodo de tiempo, que será mayor cuanto más elevada haya sido la intensidad del ejercicio.
Fuente: Corazón y ejercicio físico
C de Teresa Galván, M C. Vargas Corzo, C Adamuz Ruiz
Medicine 2005;9:2895-9 – Vol. 9 Núm.44