El movimiento en sí no genera masa muscular. Ejemplo de esto es cuándo observamos un astronauta que no deja moverse y, sin embargo cuando regresa se aprecia una importante atrofia muscular y una pérdida considerable de masa ósea que ni la NASA puede paliar con fármacos ni nutrientes. Un empobrecimiento de la masa muscular conlleva una disminución de la fuerza y todo ello implica un importante aumento de la debilidad.