Las definiciones comúnmente utilizadas de la osteoporosis se basan en la medición de la masa ósea o la densidad mineral ósea y consideran que la diferencia entre la osteopenia y la osteoporosis es gradual. Una definición alternativa ha sido propuesta por Harold Frost, lo que sugiere que la osteopenia es la respuesta fisiológica del hueso al desuso. Por el contrario, las osteoporosis verdaderas implican la incapacidad del hueso para adaptarse a las cargas que les impone su uso mecánico habitual. Como consecuencia, las fracturas se producen con traumatismo nulo o muy pequeño en la osteoporosis, pero no en los huesos osteopénicos. Existe ahora una amplia evidencia de que los estímulos mecánicos pueden aumentar la fuerza. En consecuencia, el ejercicio, en particular algunas nuevas formas de él que implican altas tasas de deformación, parece estar previniendo la pérdida ósea y posiblemente también induce aumentos en la masa ósea incluso en edades más avanzadas. Por lo tanto, el ejercicio puede mejorar la osteopenia en el sentido de la definición de Frost. Sin embargo, pudiera ser que el ejercicio favoreciera la aparición de la osteoporosis, debido a la acumulación de micro lesiones (por la realización de ejercicios inadecuados). Esto puede contrastar claramente con el «conocimiento» general de que todo tipo de ejercicio es correcto.
Fuente: J Musculoskelet Neuronal Interact. 2006 Apr-Jun;6(2):162-6.