Los cambios que tienen lugar cuando aumenta la masa muscular provocan un efecto significativo en el metabolismo de una persona y también en su gasto calórico.
Podemos ver cómo la pérdida de masa muscular contribuye a una disminución de la demanda metabólica y al aumento de grasa corporal, yendo directamente hacia el proceso de envejecimiento.
El trabajo con pesas con la finalidad de adquirir masa muscular nos va a permitir el mantenimiento o disminución de la grasa corporal. El entrenamiento de resistencia puede quemar una cantidad significativa de calorías en una sola sesión, lo que ayuda a la pérdida de grasa. Si a esto le añadimos las respuestas hormonales relacionadas, tales como el aumento de la testosterona y la hormona del crecimiento que a menudo acompaña el entrenamiento de resistencia, pueden elevar la actividad metabólica durante varias horas después de la sesión. Esto implica una mayor reducción de los niveles de grasa corporal que aquellas personas que llevan menos músculo y deciden participar únicamente en la actividad aeróbica.